La Burrita Baldomera

Celestino Grillo había regresado con su vestido de retales y con su destartalado organillo. Con él y con su música llegó la alegría al jardín. Pero en su visita a la colmena, la reina de las abejas decidió que ella también era capaz de hacer sonar aquel organillo e invitó a todos los bichitos a un concierto. Pero éste fue un desastre total y acabó con el organillo de Celestino destrozado. El grillo se quedó sin su organillo y pasó a convertirse en un vagabundo, hasta que un día la Mosca Tosca le consiguió un violín y volvió a deleitar a los bichitos con su música.

Dos intrépidas niñas son las protagonistas de los relatos que forman este volumen. En el primero conoceremos a Sara, que no pierde la esperanza de encontrar con vida a su hermano Uriel, desaparecido en los alrededores de Isla Negra. En el segundo, es Branca quien no duda en emprender un incierto viaje para acabar con la Niebla Negra que ha hechizado a sus padres y que va dejando un río de muerte tras de sí.

Inspirado por una profunda admiración a don Ignacio López Tarso, Villaseñor se entregó al placer de escribir este cuento a fin de obsequiarlo al Festival Internacional de Cine de Tequila para respaldar el bien merecido homenaje a uno de los actores más distinguidos que ha brindado el teatro y el cine de la Nación. El trazo literario que esta vez eligió Villaseñor, para resaltar la figura casi mítica de don Ignacio López Tarso, fue precisamente la propuesta de Bruno Traven, por: considerarla apropiada para representar el complejo espíritu de nuestro actor, quien ha logrado la...

Sé que quizá soy una abuela medio trastornada por la presencia de sus nietos cuando se está casi acabando el otoño en su vida. Hoy sé lo que es el verdadero amor y bendigo a Dios por haberme dado la oportunidad y tiempo para conocerlo, vivirlo y gozarlo en la presencia de mis Tiquitines, así les llamo. En estas letras queda plasmado el amor que vivo por ellos. Sé que nunca habrán suficientes letras para describirlo y ser comprendido, aunque segura estoy que sólo lo pueden entender y comprender los que como yo son privilegiados y poseen la dicha de ser abuelos.