El hechizo de los deseos (La tierra de las historias 1)

¡Esto ya es el colmo! ¡Es inaceptable! ¡Menuda vergüenza! Los fantasmas son unos pillos y todas las noches hacen de las suyas por la granja. Y por si eso fuera poco, ahora los Malandrines se han unido a ellos y juntos hacen más trastadas todavía. ¿Cómo? ¿No sabéis quiénes son los Malandrines? ¡Descúbrelo! Pablo Barrena es un escritor natural de Madrid. Desde muy pequeño se aficionó a la lectura gracias a los tebeos y más tarde descubrió los libros. Su pasión por las letras le llevó a cursar la carrera de Ciencias de la Información. Especializado en literatura infantil y...

While Benjamin waits for his father to pick him up from school, he doesn't hear the screams of the kids playing dodge ball on the playground. The only thing he hears is, "a word. The word." Earlier that day, Benjamin beat his friend James while playing handball, and James retaliated by calling Benjamin "the word." With soft, watercolor illustrations that complement the text, Benjamin and the Word / Benjamín y la palabra is a compelling look at name-calling and intolerance. When confronted with James' epithet, Benjamin and the reader set off on a poignant journey to understanding and...

¿Qué puede hacer una niña para proteger la tranquilidad de la pequeña familia que forman solo ella, su papá y sus mascotas, los caracoles de su jardín? Cuando Carolina conoce a Rosa, una amiga de su papá, no le gusta nada. Pero el entusiasmo de su papá la convence de que es necesario alejar a Rosa, y consigue a un papá sustituto que resulta tener muy buenas intenciones, pero al que no le salen muy bien las cosas. En un jardín con caracoles Carolina aprenderá a convivir en familia. La ayuda de un amigo siempre facilitará asimilar los cambios.

Cuando conoces a alguien que tiene la nariz grande, puede que pienses que es un narizotas pero no se lo dirías directamente, ¿verdad? Porque eso sería grosero, ¿no es así? Bueno, pues Mr. Grosero dice siempre todo lo que piensa. «¡Narizotas!». Pero la cosa no termina ahí. Al menos no para Mr. Grosero.