Robert Falcon Scott fue un destacado explorador británico, nacido el 6 de junio de 1868 en Devonport, Inglaterra. Es conocido principalmente por sus expediciones a la Antártida en las primeras décadas del siglo XX, así como por su trágica muerte durante su intento de ser el primer hombre en llegar al Polo Sur.
Scott provenía de una familia de la clase trabajadora. Su padre, un ingeniero naval, murió cuando Scott era joven, lo que obligó a su madre a mantener a la familia. A pesar de las dificultades, Scott mostró un gran interés por el mar y se unió a la Marina Real en 1881. A lo largo de su carrera, se destacó como un oficial competente, pero su ambición de explorar los lugares más remotos del planeta lo llevó a dejar la marina y dedicarse a la exploración polar.
La primera expedición significativa de Scott fue la Expedición Nacional Antártica de 1901-1904, también conocida como la Expedición Discovery. Este viaje tenía como objetivo la exploración de la Antártida y se realizó en el barco RRS Discovery. Durante esta expedición, Scott y su equipo lograron alcanzar el círculo polar antártico y llevaron a cabo investigaciones científicas que contribuyeron al conocimiento de la geografía y la fauna de la región. Además, Scott desarrolló un interés profundo por la ciencia y la meteorología, lo que se reflejó en sus futuros esfuerzos.
Después de regresar de la Expedición Discovery, Scott comenzó a planear su siguiente gran aventura: una expedición para alcanzar el Polo Sur. En 1910, partió en la Expedición Terra Nova, con el objetivo de ser el primero en llegar a este destino. Acompañado de 65 hombres y una variedad de suministros, partieron hacia la Antártida. La expedición estuvo marcada por una intensa competencia con el explorador noruego Roald Amundsen, quien también planeaba llegar al Polo Sur.
Scott y su equipo realizaron una ardua travesía a través del desolado paisaje antártico, enfrentándose a temperaturas extremadamente frías, fuertes vientos y condiciones adversas. Finalmente, el 17 de enero de 1912, Scott y cuatro de sus hombres lograron llegar al Polo Sur, solo para descubrir que habían sido superados por Amundsen, quien había llegado al mismo punto 34 días antes. Esta derrota fue desalentadora para Scott y su equipo.
El viaje de regreso al campamento base fue desastroso. A medida que avanzaban, las difíciles condiciones climáticas y la falta de suministros comenzaron a cobrar un alto precio. En marzo de 1912, Scott y sus compañeros quedaron atrapados en una tormenta de nieve. La desesperación, el agotamiento y la falta de alimentos se hicieron evidentes. Finalmente, en marzo de 1912, Scott y sus hombres, exhaustos y desolados, encontraron su fin en una cabaña de hielo. Las notas de viaje y los diarios de Scott nos ofrecen un relato desgarrador de su lucha final por sobrevivir.
Scott es recordado no solo por sus intentos heroicos de explorar lo desconocido, sino también por su dedicación al estudio científico en condiciones extremas. Su legado ha perdurado en la historia de la exploración polar y ha inspirado a generaciones de aventureros y científicos. La historia de su expedición y su trágico final nos recuerda tanto los logros como los riesgos que conlleva la exploración.
El Centenario de la Expedición Terra Nova en 2011 fue celebrado en su honor, revitalizando el interés por su vida y obra. Hoy en día, Robert Scott es visto como un símbolo de determinación y coraje, y su legado sigue vivo en la memoria colectiva de quienes valoran la exploración y la ciencia.