Desatar a la bestia

¿Existe una gran Historia que narra los sucesos "exteriores" al individuo y otra pequeña e independiente constituida por los pequeños relatos de lo cotidiano? Morir por Perón, de Edgardo Lois, es una demostración literaria de que esta división que suele aceptarse sin discusiones no existe, porque el destino no es un atajo individual y caprichoso de la vida de cada persona, sino una encarnación particular de la Historia. Por eso, la novela de Lois evita con lucidez darles a los sucesos históricos un tratamiento novelístico y elige, en cambio, respetar el carácter de enumeración...

España, años de guerra. Reina la confusión en la sociedad. Intrasigencia política, lucha de clases, los horrores del combate y las represalias. En este escenario, vivimos la angustia y el deterioro físico y moral de otro vencido en primera persona, protagonista de una historia de amor imposible que le ha llevado hasta el lecho de muerte. Paralelamente su mejor amigo irá narrando sus pensamientos, dudas, miedos y esperanzas acompañándole hasta el fatal desenlace.

Alexandria, la diosa primigenia ha desaparecido, durante siglos el mundo estuvo en paz, con luchas constantes por el equilibrio del mundo, pero con libertad y esperanza. Todo cambió cuando Alperis llegó al poder como dios demonio, convirtiéndose en dictador y provocando la desaparición de Alexandria. Por otro lado, Tristán, un joven músico junto a sus tres amigos Trea, Conrad y Agnes, emprenderán un viaje para liberar a su pueblo de la dictadura del demonio Alperis y reencontrarse con Alexandria, aunque Tristán soñaria con ella antes de conocerla.

La camarera negra del tugurio en el que el periodista del Telegraph aplaca la úlcera con unos escoceses, está preocupada por un asesino de rubias que anda suelto. El periodista la tranquiliza, porque ella no debe temer nada, pero él acaba con el gabán destrozado, sin sombrero y sin su pluma.