Lo que no supe decirte

A principios del Renacimiento los maestros florentinos dominan el secreto matemático de la perspectiva, y los flamencos, el misterio alquímico de los pigmentos. No obstante, una guerra abierta entre ambas escuelas mantiene al mundo sin el pintor perfecto, aquel que domine lo mejor de ambas escuelas: la perfección de las formas y la luminosidad de los colores.

Durante el invierno londinense de 1874, la joven Elizabeth Armstrong recibe la primera carta de Rosalind desde Finisterre, el cabo del fin del mundo, en la Galicia española.

Un campesino que dedica todos sus esfuerzos en su huerta, llora día y noche rogando si algún día descansará de ese trabajo. Debido a su extremo nivel de dedicación, empieza a escuchar una misteriosa voz que le cuestiona si en verdad lucha por lo que realmente es importante para él.

En la segunda mitad del siglo IV, el joven patricio Lucio Fabio comienza su formación en Roma con Fotios de Antipatrea, que lo introduce en los misterios del mitraísmo. Gracias a Fotios, Lucio pasará a servir en un cuerpo de élite del ejército bajo las órdenes de Julio Vero, poseedor del máximo grado de Pater dentro del mitraísmo. Tras una desafortunada derrota ante las tropas de Teodosio, Lucio y Julio abandonan el ejército y se trasladan a Hispania, con la intención de vivir de la agricultura y difundir su religión. Allí, reforman una villa próxima a Ostippo, de cuya gestión...