Guacala

Luca no es una niña normal. No le gustan los juegos de té, ni los monos de peluche, ni siquiera los vestidos y mucho menos las tobilleras. Este libro comienza, cuándo por accidente, se convierte en detective y su vida se ve aderezada con pistas falsas, persecuciones, tipos malos que huelen a salami y todos los ingredientes que una buena historia policiaca debe tener.

Noah está obsesionado con cuatro cosas: UN VÍDEO DE YOUTUBE. UN DIBUJO. UNA FOTOGRAFÍA. Y UN ALMA SOLITARIA QUE RECORRE LAS CALLES DE SU CIUDAD. Tras una fiesta, Noah accede a ser hipnotizado y al despertar comienza a notar pequeños cambios: su madre tiene una cicatriz en la mejilla que antes no estaba allí, su perro ya no cojea, su mejor amigo obsesionado con DC, ahora es un discípulo de Marvel... Comportamientos sutiles, fragmentos de la historia, planes para el futuro: todo parece haber cambiado. Todo excepto sus extrañas fascinaciones. Y, para comprender qué es lo que está...

The Girl starts her travel diary to Kiev in an exciting, sad, hair-raising, and unforgettable adventure. She is joined by her sister Marimbo, who is studying to be a trapeze artist. When little Oleg crosses paths with the two travelers and hides a message for them inside one of their Matryoshka dolls, it sets off a chase that leads the sisters to the rawest truth.

Un refrán sostiene que "sobre gustos no hay nada escrito". Es frecuente recordar estas palabras cuando vemos a una persona vestida con un atuendo peculiar. En este simpático libro también podría aplicarse, pero a un ámbito diferente: el de las mascotas. Un buen día Ramón recibe un regalo de su tío. Pero no es un regalo cualquiera: se trata de una piraña. De inmediato comienzan las reacciones en casa de Ramón. Lo cual es muy comprensible, porque las pirañas, después de todo, tienen su fama. Estos pequeños peces de vivos colores viven en el agua dulce y habitan en las regiones...

Alguien se escapa de la panza de un niño y comienza a hacer de las suyas, expandiéndose por todos los rincones insospechados hasta que, por fin, alguien reconoce todo su encanto.