Sabores colombianos

El episodio con el que arrancó este libro es el mismo, idéntico, que el que le sucedió hace un montón de años a Marcel Proust, cuando al llevarse a la boca un pedacito de magdalena impregnada en té volvió a sentir algo olvidado: una textura, un sabor y un olor que lo transportaron a su infancia feliz. Y se puso a escribir una novela que titularía En busca del tiempo perdido. Los Sabores colombianos no arrancaron con una magdalena desmenuzada en una taza de té, sino con un simple jugo de melocotón: al primer trago el autor se sintió transportado a su infancia, a muchos kilómetros y ...