Escrita con sangre, su poesía, en efecto, tenía poco de caja de bombones. “Nuestra poesía es más puta que nuestra democracia/ con sus párpados puede corromper a la juventud”. En la línea de su admirado Maiakovsky, sus textos nos zarandea por su potencia, por su ímpetu, por su entusiasmo y, sobre todo, por su descarnada sinceridad. Su poesía, al igual que su marxismo de corte gramschiano, estuvo siempre al lado del pensar heterodoxo, libre, radical... Odiaba todo lo que sonaba a rutina, a doctrinarismo, a esa inmovilidad tan propia de los intelectuales de izquierda y de los...