¡ Viva la revolución!

Desde su llegada a la Cuba de 1960, en pleno entusiasmo por el triunfo de la revolución socialista, hasta un sobrio texto de 2002, el historiador británico Eric Hobsbawm mantuvo un vínculo secreto e íntimo con América Latina. Un vínculo tan intenso que en su autobiografía llegó a escribir que era el único continente fuera de Europa donde se sentía como en su casa. La atracción que Latinoamérica ejercía sobre Hobsbawm se debía a que siempre vio este dilatado territorio como el mejor laboratorio posible para la revolución social, “un continente hecho para socavar las verdades...