El misterio Kinzel

Abrumada por una larga cesantía y tras un reciente quiebre amoroso, Laura Naranjo ocupa su tiempo reflexionando sobre las minucias que acontecen a su alrededor. Los pensamientos que le sugieren los ladridos de un perro al amanecer, así como las conjeturas en torno a la vida de los ancianos de su barrio en Ñuñoa, funcionan para ella como una forma de evasión, una suerte de antídoto que viene a aliviar el tedio de las horas muertas. Una oferta de trabajo la saca de su ensimismamiento: debe recopilar información sobre criminales chilenos de la primera mitad del siglo XX. Estas...