Capullo... ¿de seda? (Hadas de Manhattan 2)
Si encuentro al iluminado que dijo que es bueno que salir de nuestra zona de confort, él acaba enterrado y yo en la cárcel. Me llamo Devaney y hasta hace bien poco era una de esas mujeres privilegiadas con una vida perfecta: temida ejecutiva de la Gran Manzana de día, celeb de las noches neoyorquinas. Y justo cuando estoy a punto de llegar a la cúspide de mi carrera, voy a la gala de Vogue en el Met y, todavía no entiendo cómo, acabo renunciando a mi puesto de trabajo para dirigir una fundación en favor de los derechos de las mujeres tejedoras de seda de India. Como las sorpresas dicen ...