Decreto real
¿Podría negarse a obedecer la orden real... de sellar el trato con un beso? La intrépida pelirroja Prudence Winslow se había quedado sin dinero y sin esperanzas de encontrar al hombre perfecto, así que decidió alejarse de los hombres... ¡durante todo un año! Pero entonces conoció a Ryan Kaelan y a sus encantadores hijos que, a falta de una madre, necesitaban de sus dotes como niñera. Prudence aceptó el trabajo y trató de convencerse a sí misma de que no lo hacía por el evidente atractivo de su nuevo jefe... ¡ni por el hecho de que se tratara de un verdadero príncipe!